Cristofer González afirmó antes de partir a Japón que se entrenó con boxeadores más pesados para soportar la pegada del campeón Daigo Higa. Eso será fundamental, más allá de sobrevivir ante un noqueador que busca establecer la nueva marca de 16 nocauts consecutivos para un boxeador japonés, el nicaragüense debe quitarse los temores, entrar sin miedo al fuego, demostrar que es un prospecto digno de ser campeón y fugarse cuando la situación lo amerite, pero para conseguir todo eso, el principal reto es asimilar la pegada del “Monstro” nipón.
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Todo parte de ese factor, de nada sirve hacer una gran planificación, formar ecuaciones de las debilidades del oponente cuando no se tienen las agallas suficientes ni la fortaleza para sortear la pegada del campeón. Higa necesitaría solamente un parpadeo durante los 12 asaltos para ganar el combate por la vía del cloroformo. No obstante, la impresión dejada en el entrenamiento público de González fue positiva. El Látigo reflejó ante la prensa japonesa un cuerpo impecable, sin fisuras, cada músculo trabajo, cada extremo definido.
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El nicaragüense nunca ha sido noqueado, en sus tres derrotas, ante Shelby y Yafai en Reino Unido y Keyvin Lara en Nicaragua, la decisión la tomaron los jueces. No obstante, tampoco ha enfrentado a un oponente de real pegada como Higa. Por ese motivo, esa es la gran incógnita en las teorizaciones con el retador nicaragüense. Sin embargo, si logra conseguir aguantar esa izquierda letal del campeón y saltarse como un león en la selva sobre su presa, dejará en silencio al país del sol naciente, pero para lograr cualquier objetivo, primero deberá pasar la prueba de los puños en los primeros asaltos.