El 28 de julio de 1991 Dennis Martínez se consagró como el primer lanzador latino en lograr un juego perfecto en las Grandes Ligas, haciéndolo sobre los Dodgers de Los Ángeles, con un triunfo 2-0. Era apenas el pícher número 13 en la historia de la pelota en alcanzar esa gesta. Han pasado 30 años de la hazaña deportiva y se sigue recordando como si hubiese ocurrido ayer.
Ese duelo sagrado con Martínez en el montículo duró solamente dos horas y 14 minutos, además que el derecho nicaragüense no solo supo sortear a la alineación rival sino a los 45,560 espectadores en el estadio, quienes al final terminaron aplaudiendo en pie al “Presidente” porque sabían de lo importante del momento y que probablemente jamás estarían como aficionados en otra gesta deportiva de esa magnitud.
Te puede interesar: Jonathan Loáisiga despeinó a Nelson Cruz para coronar inning perfecto ante los Rays
Martínez tuvo ciertos apuros la mañana de aquel domingo. “Mi principal preocupación de aquel domingo en el cual me desperté tarde, no era si llegaba a tiempo al estadio de los Dodgers, sino fallar con mi parte de la fe. Yo no puedo empezar el domingo sin ir a misa. Lo he mantenido hasta la fecha. El juego era a la 1:00 p.m., y normalmente el bus salía a las 10:30 a.m., sin embargo, cuando lanzaba llegaba más tarde y por mi cuenta”, relató el exjugador de Grandes Ligas a LA PRENSA.
Hasta subir a la cima de ese encuentro también pasó por dificultades en el control con algunos bateadores. En dos ocasiones estuvo cerca de ceder bases por bolas. Primero ocurrió en el cuarto inning ante Bret Buttler y en el octavo a Kal Daniels, pero finalmente resolvió la situación. Martínez cada vez más que iba a fondo agudizaba sus sentidos. De los 27 outs 17 fueron en roletazos y uno en elevado al infield, una clara muestra del dominio del nicaragüense.
Martínez en su casa de Miami disfruta esta fecha como ninguna otra, recordando ese último out de Chris Gwynn como bateador emergente, con un peligroso batazo por el jardín central que atrapó Marquis Grissom para culminar la obra. Aunque desde 2018 que ha seguido de cerca la situación del país no está completamente feliz y en 2019 declaró que no dudaría cambiar su juego perfecto por ver a una Nicaragua libre.