Y ahí estaba Ilaix Moriba encontrando agua bajo las piedras antes que pitaran el final del partido. Segundos previos a que se proclamara al Real Madrid vencedor del Clásico, el mediocampista se inventó un disparo que pudo cambiar la historia, pero se estrelló en el travesaño y así se doblegó el Barcelona en Madrid (1-2). Esa última jugada grafica el ímpetu de un equipo por no claudicar y el sufrimiento del otro por sostenerse. La batalla fue clásica con un equipo blanco retorciendo el cuello azulgrana en el primer tiempo con los goles de Benzema (14) y Kroos (28), pero además dejando la sensación que el partido se había terminado en tan solo media hora. No obstante, fuimos engañados con una ilusión óptica, la tropa de Koeman tenía mucho por decir en los 45 minutos restantes.
El Madrid recogió los frutos de una excepcional primera parte. Sin el balón pero con el dominio del encuentro. Los blancos tuvieron claridad en las salidas, espacios para correr y generar peligros y una definición exquisita comandada por Benzema. Era difícil señalar al mejor jugador en esa cara de campeón madridista, con la línea de defensores impecables, con Casemiro impenetrable en el mediocampo, Vinicius corriendo como un condenado, Valverde abriendo camino en la conducción y apoyando a Vásquez en la defensa, Kroos marcando la pauta y Modric sacrificándose en labores de ida y vuelta. Ese Madrid enamoraba ante un Barcelona impreciso, sin huecos ni llave para abrir las puertas de la defensa blanca. La línea de cinco centrales se había convertido en una fortaleza sin prisioneros: abatida.
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Todavía alcanzó para degustar cómo Valverde se deshacía de Jordi Alba, despejaba el camino, se acompañaba con Vázquez y Benzema de tacón anotaba una joya. Justicia pura. Vinicius provocaba muchos dolores de cabeza por su velocidad y lo tuvieron que derribar cerca del área para evitar su progreso, pero ahí se combinaron dos factores para el segundo gol: el tiro de Kroos y el error de novato de Dest, dándole la espalda a un tiro libre.
El Barsa mejoró significativamente en el cierre de la primera parte con el casi gol olímpico de Messi y un desvío posterior de Courtois. Sin embargo como en un chasquido de dedos cambió la historia. Ese Madrid efectivo de la primera parte se transformó en un equipo siempre con espacios, oportunidades claras, pero con excesivas pérdidas y fallos increíbles para dar el tiro de gracia. La tropa de Zidane dejaba viva a la presa y por poco se les escapa. Mingueza descontó al 60’ y el regresaron a la vida. Lo intentaron sin suerte, mientras el Madrid tiraba la comida a la basura: Vinicius pasaba cuando debía disparar contra el arquero, Marcelo se despistaba en el uno a uno ante el alemán, Kroos decide cabecear cuando necesitaba meter la pierna hasta que llegaron los minutos finales con Ilaix intentándolo primero de cabeza y luego probando su volea que dejó vibrando el travesaño de Courtois. Con susto incluido sobrevivió el Madrid y ahora es líder provisional con 66 puntos y un partido más del Atlético de Madrid.