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CONTENIDO EXCLUSIVO.A Cheslor Cuthbert no se le puede catalogar como un fracaso. No puede ser fracasado alguien que ganó 1.35 millones de dólares solo por firmar, que saltó sobre el beisbolista nicaragüense común y llegó a Grandes Ligas. Si su carrera terminara hoy, podría presumir que es uno de los 15 jugadores en la historia del país en llegar a la tierra prometida llamada Ligas Mayores, entre miles que lo intentan todos los días. No obstante, sí ha fallado en cumplir con las expectativas planteadas en un principio.
Al costeño lo comparaban como el próximo David Wright, una superestrella de los Mets que ganó 207 millones de dólares a lo largo de 14 años de carrera, en otras palabras, el poco más de un millón de dólares para Cuthbert sería el disparo de partida para la abundancia del futuro.
Los vaticinios se hacían cada vez más y más cuando era colocado en el ranking de los mejores prospectos por Baseball America, en el fondo había mucha ilusión en los fanáticos nicaragüenses, pero también existía la duda por el pasado con David Green; ese pelotero completo, pero que no llegó a explotar.
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Cuthbert fue descartado el fin de semana por los Rojos de Cincinnati, quienes habían decidido brindarle una oportunidad para pelear en Grandes Ligas, pero ni siquiera hubo dudas si quedaría en el roster. Faltando 10 días para la finalización del Spring Training, los Rojos lo mandaron a Ligas Menores por culpa del mismo Cheslor: batear tres imparables en 23 turnos, transformados en 12 juegos no convence a nadie, pero aún no lo cortaron directamente del cordón umbilical, sino que lo dejaron respirar con la movida a las inferiores del equipo.
Aquel adolescente de 16 años que estampó su firma frente a Orlando Estévez (director para Latinoamérica de Kansas City) y Juan López (scout de Nicaragua), que superó la tristeza de los primeros seis meses de regresar a Corn Island, cuando su entrenador Wilfredo Blanco se dedicaba a pulirlo, y que saltó obstáculo tras obstáculo en Ligas Menores hasta alcanzar la cima seis años después de su firma, se aferró a la Gran Carpa con manos de aceite y poco a poco se fue deslizando de las alturas.
Con 28 años la vida da muchas vueltas y está lejos de ser el final para Cuthbert, pero deberá ser paciente si pretende volver asomar la cabeza en el mejor beisbol del mundo. Curiosamente, después de ser el mejor en 2020 en el Spring Training con los Medias Blancas de Chicago solo le ofrecieron un turno en la temporada regular, tiempo escaso para demostrar su nivel.
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“Ellos me dijeron eso con anticipación, así que no me sorprendió lo poco que jugué, pero quería estar ahí con el equipo”, dijo Cuthbert sobre la falta de apertura en Chicago, pero en esta ocasión no pudo hablar con el madero, pasó 14 turnos sin conectar de imparable hasta salir de la sequía y salió mudo de la primavera.