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CONTENIDO EXCLUSIVO.El American Airlines Center albergó una de las peleas más emocionantes de los pesos pequeños durante los últimos años. Román González pasó por la fuente de la juventud para hacer su obra de arte a los 33 años, mientras el Gallo Estrada tiene el mérito de resistirle las embestidas y sobrevivir para contarlo; aunque su actuación era insuficiente para adueñarse de ambas coronas, los jueces lo premiaron inmerecidamente. Pero más allá de toda la polémica de las tarjetas, hubo tres situaciones que no se vieron en televisión que causaron asombro entre los espectadores en esa caja mágica llena de drama.
Acto reconciliador
Cuando Chocolatito fue presentado por primera vez en la pantalla de la arena, el público lo abucheó como si se tratara de un ángel caído, mientras al Gallo lo vitoreaban en señal de aprobación. Esa primera impresión marcó a muchos de los presentes. Más tarde, durante la presentación de los pugilistas sobre el cuadrilátero por Michael Buffer, Chocolatito volvió a ser ratificado como el antihéroe del público, menos abucheos, pero eran lo suficientemente fuertes para imponerse a los aplausos. No obstante, todo cambió después de los 12 asaltos.
No solo la situación se le giró al Gallo, cuando tocó su momento de ser entrevistado por la plataforma DAZN nadie pudo escuchar sus palabras en el escenario. El bullicio de abucheos era tan grande que por más que le subían el volumen a su micrófono, se imponía sobre los gritos de molestias de los fanáticos, catalogando la pelea como robo. En el turno de Román, el desborde de reconocimiento fue implacable. Increíblemente había pasado del desprecio al aprecio. Sin embargo, lo más curioso fue que un grupo de nicaragüenses con la Bandera Nacional con el escudo al revés en símbolo de protestas se acercó a darle un abrazo. En ese momento no vieron al Román político, sino al deportista. Fuera máscaras. Un verdadero acto reconciliador.
Los ojos volteados
En una pelea con pleno suspenso, en cada una de las escenas, lo ocurrido en el séptimo y decimosegundo asalto es para jamás olvidarlo. Primero el Gallo encontró su mejor forma en el séptimo. Castigo incesantemente a Román, pero si existió un asalto que sorprendió a todos y dejó una sensación de poder noquear a Chocolatito fue en ese episodio. El Gallo conectó tres rectos de derecha con destino perfecto al rostro del nicaragüense, pero fue en el segundo que se quedó paralizado por unos segundos, un chispazo al cuerpo, pero su acción natural de respuesta obligó a evitar la continuidad del golpeo del mexicano.
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Posteriormente, a Estrada le tocó sufrir. En el último asalto Chocolatito provocó que los ojos del Gallo quedaran en blanco por un segundo. Una imagen difícil de olvidar. Primero utilizó la mano derecha y luego la izquierda en cruzado. Las piernas le temblaron y parecía su final, las cámaras no captaron ni pudieron transmitir la sensación del ring en ese momento. 30 segundos más y el Gallo perdía noqueado.
Por último, luego del combate, el mexicano fue esperado por más de cien personas en la entrada del hotel Thompson. Si bien es cierto que es una costumbre con el ganador, existía la incertidumbre qué sucedería en tiempos de Covid-19. A las personas no les importó y acogieron en gran manera a Estrada. La algarabía era tan grande que se extendió durante la madrugada, entretanto Chocolatito se fue directo al encierro en su habitación, realmente tenía muchas cosas por pensar.