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Román González tumba a Khalid Yafai. LAPRENSA/DAZN USA

Román González regresa al trono tres años después, un poco más lento y predecible, pero letal

Nada mal para alguien sin pelear en dos años, pero este peleador es insuficiente para vencer a Estrada. Reitero, excelso triunfo, pero lento y predecible si se compara con su espejo de hace tres años

Miralo ahí en el ring sacando a relucir su oficio, muchos se adelantaron a juntar los lirios al rededor de la capilla, pero el rey de los pesos pequeños ha regresado. Román González noqueó al inglés Khalid Yafai en el noveno asalto y se consagró como  monarca de las 115 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Chocolatito construyó una victoria de forma metódica, lenta pero eficaz y culminó la obra un asalto después de haber enviado a tocar el piso al inglés. Mandó a dormir a Yafai con mucha seguridad y convicción con ese recto de derecha el cual estalló en el rostro del ahora excampeón. Fue un derrumbe estrepitoso como si de repente hubieran desenchufado de la realidad al oponente. No había conteo que valiera. Acostado en esa tumba Yafai no sería un Lázaro.

Chocolatito necesitaba conseguir una victoria de impacto para regresar al ruedo y escupir en el mismo círculo que Juan Francisco “el Gallo” Estrada y aunque no será esta pelea recordada como la mejor de su carrera logró el objetivo. Román tenía una meta clara: desgastar poco a poco a Yafai, lanzando golpes sin pausas. A falta de una pegada contundente del nicaragüense llena ese vacío con golpeo incansable hasta atrofiar las condiciones del rival.  No hubo nada de estudio, Román desde el primer asalto golpeó a los bajos y remató con su derecha. Yafai decidió quedarse en el centro del ring, nada de entrar y salir, sino confiar en su boxeo a la corta distancia, al asimilar la pegada de Chocolatito. No obstante eso es una trampa. Uno, dos, tres o cuatro asaltos pueden sobrevivir a ese ritmo, pero en un momento se dan cuenta que el cuerpo ya no les responde igual y es ahí cuando Chocolatito saca su colmillo, acelera, aumenta el ritmo y mata. Es como el sapo en la cazuela en la cocina con el agua tibia, no se da cuenta que es el fin hasta que es demasiado tarde.

Yafai inició todo el tiempo con jab, penetró con la mano izquierda en algunos momentos a Román, pero era insuficiente para conseguir los asaltos. González, quien se vio más lento y predecible que el tetracampeón de antaño tuvo mejores lapsus de descargas y mucho mejores cierres de los asaltos. Yafai encontró su turno de sentirse él mismo en el cuarto asalto, su mejor round. Chocolatito cedió la iniciativa y Yafai repitió en varias ocasiones la izquierda en gancho y luego cruzada. A partir del quinto el nicaragüense giró nuevamente el combate a su favor, el inglés empezó a alejarse de las combinaciones de González, a amarrar y dar golpes bajos, todo para salir de la metralla ilimitada del nicaragüense.

En el octavo el gancho al hígado abrió la brecha del nocaut. Cayó Yafai y empezó el conteo. Lo salvó la campana, pero en el noveno Chocolatito reclamó su trono. Nada mal para alguien sin pelear en tres años con rivales de verdad, pero este peleador es insuficiente para vencer a Estrada. Reitero, excelso triunfo, pero lento y predecible si se compara con su espejo de antes del nocaut con Rungvisai.

Deportes Román González archivo

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