Más allá del resultado entre Nicaragua y Cuba, el mánager Marvin Benard le dio oportunidad a todos los jugadores para comenzar a darle forma al roster de la Selección Nacional. Peloteros como Iván Marín, Winston Dávila, Emanuel Meza y Sandy Bermúdez, quienes su continuidad dependía de un hilo ganaron puntos en sus sostenimiento de hacer el grado. Entretanto, otros como Marvin Martínez, Javier Robles y Jesús Garrido dejaron un sabor agridulce en sus actuaciones.
Iván Marín fue un acróbata nuevamente en el campo corto. Mostró seguridad con el guate y certeza en los tiros a primera base. La mejor jugada de la noche la provocó Marín. En el cuarto episodio, un roletazo complicado de rebote corto de Eduardo Blanco, el granadino la atrapó como si fuera algo rutinario. Los pocos asistentes en el Estadio Nacional Dennis Martínez se pusieron en pie a aplaudirlo. Aunque con el madero no fue consistente, dejó una huella de que está en buena forma nuevamente.
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Dávila, Meza y Bermúdez son casos similares. Entraron a la Selección sin muchas expectativas, pero se están aferrando a la vida. Dávila hizo un gran manejo del pitcheo con la salida de Luis Alen, además que bateó en el momento oportuno para empatar el duelo (2-2), igualmente en su segundo turno reflejó paciencia y buen seguimiento de los lanzamientos para conseguir el boleto. Meza en dos turnos ligó un imparable el cual encendió la chispa nacional. Y Bermúdez se mostró un poco desesperado en el primer turno al poncharse. Parecía que llegó a tirarle a todo, sin embargo, una vez pasado ese primer trago de saliva en una Preselección Nacional respondió con imparable. Además como jardinero tiene una gran capacidad de cobertura. También habría que agregar a Benjamín Alegría como otro ganador de puntos hacia el equipo final, respondió a su corta edad con el bate y en el campo corto Marín no hizo falta.
En la otra cera está Marvin Martínez, quien en el primer episodio no siguió muy bien un elevado de Javier Camero. Aunque Martínez estaba cubriendo la segunda almohadilla tenía chance de llegarle, pero se enredó posiblemente con las luces del estadio y cuando trató de reaccionar era demasiado tarde. También falló cuando tuvo a corredores en posición anotadora. A pesar de ello se deslizó de mano en la primera base cuando falló, pero fue un reflejo de su compromiso arriesgando el físico. En el caso de Javier Robles aún no lo ha acompañado la suerte, tuvo en el sexto inning la oportunidad de empujar a Meza desde la tercera y falló. La vida le dio la revancha en el octavo con Castro y Dávila circulando y, fracasó en el intento de llevarlos al plato. Por último, Garrido quien es un muchacho talentoso y con un control increíble fue carcomido por los nervios. Entró a golpear a dos rivales y salió sin pena ni gloria.