Nacho Beristáin está terminando su desayuno en el hotel Marriot en Ciudad Guatemala. El forjador de 29 campeones mundiales no se cansa de hablar de boxeo, sí toma precauciones sobre la política. “No me vayas a preguntar nada de tu presidente porque si no ya no podré ir a Nicaragua”, dice Beristáin con un poco de sarcasmo.
Román después del nocaut ha hecho solamente una pelea en casi dos años… desde su óptica ¿qué pudo haber ocurrido en su mentalidad?
Chocolatito me interesa porque es un peleador con una técnica insuperable y boxea muy bonito, pero después de la muerte de su entrenador algo pasó ahí. A veces la intervención de la familia echa a perder los hábitos técnicos de un boxeador. Eso ocurrió con él y por eso perdió contra el tailandés, en ningún momento si hubiese estado preparado ese peleador le puede ganar a Román. Se vio pésimo. Y la pelea de reaparición con un peleador mexicano que desde hace tiempo está desahuciado se vio grandioso, volvió a verse su técnica y ambición, pero los que manejamos boxeo sabemos la diferencia entre un gran peleador y un oponente que te ponen a propósito para tener confianza. El problema es que se vuelve a ausentar. Yo desayuno, almuerzo y ceno boxeo.
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¿Usted ha tenido alguna cercanía con Román?
En México recibí llamada para entrenarlo y le dije que sí. Le cobraría el 20 por ciento de lo que ganara y me respondieron que era mucho dinero. Yo les dije que era mucho trabajo lo que iba a realizar. Y es una papa caliente porque tengo que mantener su estatus técnico y hacer un trabajo especial para que la gente de un país lo reconozca y note diferencia. No es fácil. He tenido a varios así. Al Finito López lo mantuve invicto y campeón del mundo y aporté para que se retirara así, fue un trabajo cabrón. Entrenar a un peleador como Chocolate y que se mantenga así hilvanando sus combinaciones es duro y la persona que lo intenta manejar desde Nicaragua me dio la impresión de que es importante por la forma en que hablaba, pero no sabe de boxeo. Yo fui claro y dije que cobraba esa cantidad y me dijeron que me podían pagar una cantidad totalmente ridícula. En el medio boxístico lo barato sale caro.
Sigue sin adaptarse a un entrenador y ahora sufrió una lesión…
Eso me recuerda a un tipo que decía ser preparador físico y Juan Manuel Márquez le quiso ayudar porque cayó en desgracia, pero más bien le ocasionó una lesión en la rodilla. Fue en la pelea con Mayweather, lo hacía correr con una piedra de 15 kilos y la tiraba. Cuando vi ese trabajo le dije que era un pendejo. Juan Manuel llegaba y corría de una antena a los cráteres. En la altura de México es suficiente y todavía el volcán había una deuda de oxígeno y era una mamada. Empezaba a tener problemas y no corría arriba del volcán, sino de abajo arriba y nunca me ha gustado que corra en subida porque ocasiona problemas en las rodillas. Desde que los estúpidos vieron a Rocky en la película subir escalones empezaron a hacerlo, eso va en contra de las rodillas. Nunca he necesitado preparador físico en una gran cantidad de peleadores. Ese cabrón le lastimó su pierna, luego llegó otro preparador que le doy mis respetos, era caro costaba 200 mil dólares e hizo un gran trabajo.
¿A estas alturas de la recta final de la carrera de Chocolatito considera que es mejor que Finito López?
El Finito pudo haberse retirado invicto, es un gran mérito porque para la historia un peleador retirarse así y ser campeón en dos divisiones es difícil. Son cosas diferentes, el Finito era un peleador demasiado grande para la categoría, con pegada, resistencia e inteligencia. Lo de Chocolate es diferente porque es espectacularmente mejor. Tiene una técnica diversa y combinaciones de golpes sensacionales y Finito era más mecanizado, sus combinaciones no eran tan vastas. Me quedo con Chocolatito a pesar que Finito fue mi peleador, estamos hablando con la verdad, como honesto que soy me quedo con el Chocolatito. Tuve a otro peleador campeón supermosca, Gilberto Román, flotaba arriba del ring. En ese tiempo el mejor peleador era Julio César Chávez y en Inglaterra decían que en técnica era mejor Román. Y me recuerda mucho al Chocolate. Lo que pasa es que me da la impresión que Chocolatito fue muy manoseado, es decir, lo tenía uno intervenía otro, como cuando un atleta tiene grandes facultades y lo agarran varios empiezan a deteriorarlo porque los otros tienen una idea diferente.
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¿Cuál sería su ranking de los mejores pesos pequeños que usted ha visto?
Para mí es una herejía comparar las épocas, pero pondría a Gilberto Román de primero, luego a Chocolate, Finito de tercero y Humberto González en la cuarta posición. Yo sé de Chocolate desde que lo firmó Honda, me dijo un amigo que está en Tokio.
A Román le gustaría llegar a 118 libras…
Que no se meta ahí que lo van a retirar.
Se negó con Alexis Argüello
Nacho Beristáin recuerda que Alexis Argüello le pidió que fuera su entrenador: “El Cuyo Hernández entrenó a Alexis porque yo no pude. Había un doctor llamado Román que me dijo que fuera a Nicaragua y le dije que no porque tenía a dos prospectos Gilberto Román y Daniel Zaragoza. Alexis me llevó cuatro botellas de ron para mi papá. Era un caballero, me dijo: ‘Don Nacho no se preocupe, aunque yo ya me hacía la ilusión de trabajar con usted’. Me ofrecían 20 mil dólares por cada pelea. Me llevé las botellas y el otro día asistí a una carne asada que le hicieron en la casa del doctor Horacio Ramírez en México y platicamos”.
El éxito del Chocolatito
De acuerdo con Nacho Beristáin, el éxito de Chocolatito son sus facultades naturales: “Sus hombros están parejos y cuando se agacha para un movimiento defensivo lo hace tan correcto que sus hombros nunca lo desvían y, cuando se levanta para hacer una ofensiva, sus hombros siguen iguales. Es una facultad natural que ninguno de sus entrenadores se ha dado cuenta”.