La afirmación de que los boxeadores olímpicos triunfan al dar el salto al profesionalismo, se comprobó ayer en Rusia, donde el nicaragüense Marvin Solano desafió al medallista Mikhail Aloyan, y en lugar del título Plata del Consejo Mundial de Boxeo, volverá a casa con una derrota, tras haber sido superado por decisión unánime por el peleador local.
Los argumentos de Aloyan fueron los siguientes: velocidad, golpeo y desplazamiento. Estas suelen ser las armas que heredan este tipo de boxeadores de su pasado amateur, y contra un Solano más sosegado, la mezcla de ambos estilos acabaron por darle el triunfo a Aloyan, quien con un zurdazo lo destinó a la lona en el octavo round.
Esta es apenas la segunda derrota de Solano, contra 19 triunfos, en cinco años de carrera. En tanto, esta fue la segunda ocasión que a Aloyan le alzan los brazos, tras su reciente debut en mayo, mes en el que se inauguró como profesional imponiéndose a otro nicaragüense: Yader Cardoza.
Pensar en qué hubiera pasado cuando apareció en el camino la derrota es vano, pero ciertamente, de haber obtenido el cinturón, un escenario más favorable estaría ahora frente a Solano, que venía de alcanzar una decisión unánime sobre Alexander Taylor, sacudiéndose en tal ocasión de un retiro de ocho meses.
Era la primera pelea de Solano detrás de un título y la primera fuera de Nicaragua, donde conoció la derrota con José Rizo, en su compromiso catorce.