Zidane sigue siendo un mago. Cuando no existe una explicación en sus decisiones aparece la magia. Jovic antes de salir consiguió la expulsión de Emerson que dejó desde el 63’ al Betis con un jugador menos y, al 71’, con la entrada de Mayoral como “solución” a la necesidad de gol para la victoria, propició el penalti forjador del triunfo (2-3) Merengue. Un Madrid todavía de cortocircuitos se encaminaba al nivel esperado, sin embargo, chocó ante un equipo con una dañina circulación de balón, capaz de remontar un 0-1 en la misma primera parte (2-1), pero que terminó desnortado a partir de la expulsión e inferioridad numérica.
El VAR lo fue todo para el Madrid. Primero porque expulsó justamente a Emerson cuando Jovic parecía haberse enredado solo contra el arquero rival. La jugada había pasado desapercibida, pero la repetición logró hacer justicia y dejar desequilibrado el partido, como si se pesara en una balanza descompuesta. Y finalmente en el minuto 80, otra jugada olvidada por el árbitro, cuando Mayoral intentaba disparar y Bartra lo interceptaba y evitaba la explosión del cañón izquierdo, con el único problema que impedía el choque con la mano en la caía. Solo el VAR se dio cuenta de la situación ocurrida en un parpadeo.
Así fue el partido
La primera parte trajo consigo más acción que una película de James Bond. Los ojos de los espectadores parecían bailar al ritmo frenético del encuentro con llegadas constantes, primero Benzema y la respuesta del Betis con Sanabria, en el cual se agigantó Courtois. Al 14’ Federico Valverde marcaba el primero para el Madrid luego de recibir un pase del delantero francés. Un minuto después Ramos fallaba una jugada clarísima nacida de otro centro de Karim. La tropa del chileno Manuel Pellegrini fue mejorando, encontrando la cohesión requerida, abriendo senderos, identificando protagonistas hasta remontar el 0-1.
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Un centro en corto para Joaquín al 34’ fue el génesis del empate. El capitán del Betis asistió a Mendi, quien definió de cabeza. Y tres minutos después el mundo del Madrid se encontraba patas arriba cuando Fekir localizó a William llegando desde atrás para batir a Courtois. El que lo intenta alcanza su recompensa. Ese fue el momento de mayor grandeza del Betis, sentía que era el rey de la cancha, el actor principal de la película y el Real Madrid un simple actor de reparto, pinchado como un neumático: flojo y sin aire para responderle al Betis.
En la segunda parte todo fue diferente. El guión dio un giro completo. La agresividad de ese equipo blanco emergió, esa sensación de aplastar sin importar las consecuencias parecía activada, latente en la cancha. Y así fue como al 47’ un centro de Carvajal terminó en el empate después que Emerson metiera el pie tratando de evitar el contacto de Benzema. Una construcción a cargo del ingeniero suplente del medio campo llamado Valverde y conocido como el Pajarito, porque cuando pequeño era de muy baja estatura pero volaba en la cancha había originado la igualdad en la anotación. Hasta caer el gol del triunfo al 81 marcado por Ramos por la vía de la pena máxima y a lo Panenka.
Zidane tiró de magia con sus decisiones y el Madrid ganó por vez primera, después de empatar en su primer juego contra la Real Sociedad.