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Román González y Juan Francisco Estrada. LAPRENSA/ARCHIVO

Incomodidad de pareja y enfermedad de su hijo en el hotel: Así vivió Román González la primera pelea contra Juan Francisco Estrada

Romancito, el pequeño niño de 16 meses de “Chocolatito” estaba inconsolable en la habitación del Hotel Millennium Biltmore. Su papá tenía el rostro pálido, debía marcar las 108 libras en el pesaje de su pelea en cuatro días...

Romancito, el pequeño niño de 16 meses de “Chocolatito” estaba inconsolable en la habitación del Hotel Millennium Biltmore. Su papá tenía el rostro pálido, debía marcar las 108 libras en el pesaje de su pelea en cuatro días. Su pareja, Raquel Doña, seguía ahí a pesar del incidente vivido un año atrás, donde recurrieron a la justicia. De nada sirvieron los consejos del entrenador Arnulfo Obando y del periodista Osman Rosales que debían estar en cuartos distintos. El peleador creía que eso sería lo mejor para él. Una enfermedad estacionaria aquejaba al infante, no había nada más que hacer, solamente esperar a que el medicamento recetado le hiciera efecto, pero ahora el deseo de ver a su hijo recuperado no era el único problema en ese cuarto para Román, sino que debía enfocarse en equilibrar sus alimentos para marcar las 108 libras, mantener contenta a la que era en ese momento su pareja y mentalizarse una estrategia para defender su corona ante Juan Francisco “El Gallo” Estrada, quien resultó ser un león rasurado.

En el rango mediático, la pelea de Román “Chocolatito” González permanecía en un tercer plano durante la semana del 17 de noviembre en Nicaragua. Aquí se vivía de las esperanzas ofrecidas por la Selección Nacional de Beisbol, la cual disputaría un cupo para ir al Clásico Mundial de Beisbol, además el cantante conocido como “El Príncipe de la Salsa”, Luis Enrique había sido nominado a su cuarto Premio Grammy Latino, la devoción popular tenía encima esos dos acontecimientos que ver defender la corona de las 108 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) a “Chocolatito” contra un mexicano desconocido, sin grandes peleas en su haber ni rivales de envergadura.

Un pequeño ruido en Los Ángeles

Fue un gran reto para Zanfer organizar dos peleas de pesos pequeños en Los Ángeles. El escenario el Sport Arena. Los estelaristas: Brian Viloria y Hernán “El Tyson” Márquez. Los semiestelaristas: Román “Chocolatito” González y Juan Francisco “El Gallo” Estrada. La promesa: que los ganadores se enfrentarían en el siguiente combate, dejarían de ser promotores los que aseguraron eso, algo que no sucedió como lo habían estipulado.

Una pequeña cartelera a la vista del mundo boxístico causaría un pequeño ruido en una inmensa ciudad. La primera cita fue un entrenamiento público. Se dice según los reportes de los periodistas presentes, que González impresionó cuando en un mascoteo soltó un fuerte gancho y casi derriba a Arnulfo Obando. Estrada estaba más debilitado, sería su primera pelea en minimosca, pero la necesidad de tomar una importante oportunidad lo hizo sacrificarse para proyectarse.

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A pesar de que el día del entrenamiento público González no se veía tan exprimido como Estrada, el pinolero tenía las huellas evidente de lo complejo una vez más que era para él soportar el hambre. Estando a una libra de la categoría oficial, la mayor preocupación era su familia, así lo escribió Rosales en El Nuevo Diario. “El ambiente está agitado, varios de los que andamos aquí, incluyendo a su papá y su entrenador no están de acuerdo que siga durmiendo con su esposa e hijo, por el ajetreo que eso representa, pero es una decisión muy personal del púgil y ojalá que todo ese ambiente no influya a la hora de la pelea”.

Estrada solo pensaba en regresar a México siendo campeón. Previo al combate el azteca se mostraba seguro de cómo presionaría al nicaragüense hasta sofocarlo. “Voy a castigarlo con fortaleza y cuando sienta mis manos empezará a correrse. He visto varios videos de González y captamos sus debilidades”, con 22 años y 22 triunfos con 18 nocauts, “El Gallo” quería absorber el mundo y digerir a un peleador como Román de un solo bocado. “Muchos están equivocados porque piensan que soy un escalón y no es así”, concluyó el mexicano.

La ceremonia del pesaje se realizó el 16 de noviembre en el Salón de Oro del Hotel Millennium Biltmore. Román marcó 107.6 libras  y  Estrada 107.4, pero la diferencia estaría el día siguiente en el combate. El mexicano subiría en 126 libras, mientras que Obando ya había asegurado que “Chocolatito” llegaría al compromiso entre 118 y 120 libras. “El mexicano no aguantará toda la presión que le pondré, estoy preparado para emplearme a fondo y soportar cualquier tipo de tren de pelea”, dijo el nicaragüense con una botella de bebida rehidratante en la mano.

Chocolatito, el verdadero Gallo

Para el hombre que conoce la vida tal y como es, con sus hechos desnudos y no la vida como la supone o sueña que debe ser, sabe que la derrota en el boxeo es inminente. El pugilismo es un deporte donde podes perder con el peor y ganarle al mejor. El pinolero si era el mejor en su categoría y Estrada no era para nada el peor. Una vez anunciado el combate, Juan Francisco “El Gallo” salió con sus nudosos y macizos músculos que asomaban bajo la bata, solo un caballero vestido con una armadura de plata y cruzado con acero sería capaz de resistir las embestida de “Chocolatito”, esa noche Estrada parecía serlo. Su físico impactó, ese no era un peleador minimosca, su recuperación fue tal y cual como un súper mosca, Román guardaba su apariencia discreta, cara poco expresiva y en el fondo dispuesto a morir en el intento por mantener su hegemonía.

Un Estrada más fuerte empezó atacando en el primer asalto, ese recto de derecha anunciaba su llegada al rostro del nicaragüense y aun así entraba indocumentado, luego de minuto y medio Román todavía no soltaba un golpe. El azteca conectabacon la izquierda y provocaba que González reaccionara, y a pesar de un cierre huracanado del nicaragüense, Estrada había ganado el primer asalto, así sucedió en el segundo, el azteca respondía constantemente, estaba haciendo una gran pelea al contragolpe.

No hubo para nadie dudas que de los cuatro primeros asaltos, Estrada había ganado por lo menos tres. En el boxeo las sorpresas son más constantes y “El Gallo” la estaba forjando. Para un púgil como él, el secreto es que los golpes que ya tenía en la vida no se comparaban con las combinaciones de “Chocolatito”, perder a su padre cuando niño y  su madre a los siete años era el aporte para la construcción del carácter, trabajar en la albañilería, pensando que el boxeo se había convertido en su única salida para el progreso, “El Gallo”vivía una situación similar en el paralelogramo del destino con Román.

En el quinto asalto muchas cosas cambiaron. Fue el giró del combate que tanto esperaba González, Estrada comenzó a sangrar, Román lo llevó a las cuerdas castigándolo como un ladrón de fortuna, incrementó sus combinaciones y el mexicano perdió el ritmo y por ende el asalto. Desde ese round al octavo el ring tuvo a un único dueño: “Chocolatito”.

Román atacó sin pausas, Estrada estuvo tambaleante, el gancho al hígado hacía recordar al “Gallo” el nivel del pinolero, los cierres de espacio, el desgaste de los golpes bajos y los impactos con la mano izquierda provocaba ver al azteca estático, sin mucha respuesta. El rey había aparecido, la brújula señalaba su norte.

Después del noveno episodio del combate, dónde ambos se tomaron un descanso, pero que al final el cierre valiente de Juan Francisco le valió para asestarse el asalto, fue una pelea saltarina, tanto el décimo, undécimo y duodécimo round, no pareció ser el final de una reyerta, sino el inicio, por la forma cruenta, ahí ambos púgiles demostraron condiciones y corazón, hubo cuerpo a cuerpo, choques frontales, arrinconamientos en las sogas y el público asistente finalizó de pie.

Aunque a nivel de impacto en los Estados Unidos esa pelea fue vista como una guerra entre hormigas, para los nicaragüenses fue una aproximación de Finito-Rosendo. El sonorense esa noche se quitó  la máscara y mostró su verdadera identidad, un peleador con proyección de campeón, el león rasurado había chocado con una muralla de chocolate. Los jueces vieron un combate por decisión unánime (118-110, 116-112 y 116-112), en mi tarjeta la pelea fue más cerrada (115-113).

“Perdí, Román es el mejor”

“Perdí, Román es el mejor”. Escuchar esas palabras en la actualidad de la boca del mexicano Juan Francisco “El Gallo” Estrada sería más una ficción, la presión por buscar la revancha distorsionó tanto el pasado que todos piensan que siempre el mexicano habló lacerante sobre el nicaragüense. Estrada desearía usar una máquina del tiempo y borrar las declaraciones dichas después del combate del 17 de noviembre en el Sport Arena de Los Ángeles. Ese era otro “Gallo”, que cantaba con sinceridad, nada de turbulencias producto de la comercialización, ahora por un centavo más, es entendible que su deber sea colocarle pimienta a un enfrentamiento de revancha que está a la espera, aunque de tanto repetir una mentira su visión la ha tomado como una verdad, siendo incongruente con sus pensamientos.

No obstante, después del combate, Osman Rosales platicó con Estrada y éste aceptó la derrota.

-¿Crees que la decisión de los jueces fue la correcta?

No me gustó la puntuación de uno de los laterales que vio ganar a Román por ocho puntos, sí perdí, pero considero que fue más cerrada la pelea. Yo le di una buena batalla y fui con todo, pero tiene un buen boxeo y es muy fuerte.

-¿Sentiste la pegada de “Chocolatito”?

Pega y muy fuerte. No le fue fácil llevarse la victoria. No me puso en malas condiciones para mandarme a la lona, pero si reconozco que es muy fuerte.

-¿Qué te impresionó de Román?

Es un gran peleador, con un buen boxeo y es inteligente. Aguanta porque metí mis manos y le di con todo y no retrocedió, espero que me brinde la revancha, creo que la merezco.

-Muchos pensaron que ibas a perder con facilidad.

Así es, pero yo dije desde que acepté la pelea que sería una guerra y tuvo que batallar y exprimirse al máximo para llevarse la victoria. No pude ganar pero hice lo mejor, no veo esta pelea como una derrota sino una oportunidad de mostrarme al mundo.

Deportes Juan Francisco Estrada Román González archivo

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